El día en que decidimos ir de compras, o también conocido como ir de "shopping", llegamos con la ilusión de salir del comercio cargada de bolsas. La decepción es cuando llegas allí y no encuentras nada que te convenza. O aún peor, cuando esa prenda te encanta y resulta que no hay tu talla.
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Ya cuando has encontrado varias prendas que te gustan te diriges hacia los probadores para ver como te quedan. Aprovechas rápidamente para entrar mientras no está la dependienta, pero llega justo cuando estas entrando y te dice "solo cinco prendas chicas", y tienes que dejar esas camisetas que menos te gustaban (o las más caras). Más tarde, ya en el probador, no sabes si llevarte ese pantalón o no llevártelo, ya que es un poco caro y con ese dinero podrías comprar otro pantalón y dos camisetas más. Por esta razón yo aconsejo ir de compras con tu mejor amiga, que siempre te dirá cual es la mejor opción (y tú podrás aconsejar a tu amiga).
Imagen cedida por pitsbox.com
Después de haber pagado llega la hora de salir a la calle a lucir tus bolsas y adentrarte en otra tienda.
Imagen cedida por ¡Qué mundo más loco!
Ya en casa repasas lo que has comprado. Te lo vuelves a probar. Y por último lo cuelgas toda ilusionada en tu armario. Te tumbas en cama agotada de caminar tanto y con esos zapatos preciosos pero incómodos. Y ya ha llegado el fin de ese día de compras. Espero que lo viváis mucho más positivo de lo que yo lo cuento.